Con dos procesos sólidos y una rivalidad que se volvió habitual en las definiciones, ambos equipos se preparan para un choque que promete alto voltaje emocional y deportivo. La final del Torneo Anual de Rugby de Tucumán no será una más. Este domingo, Lawn Tennis y Tucumán Rugby volverán a verse las caras en un partido decisivo, reeditando una rivalidad que ha ganado cuerpo en los últimos años y que trasciende el resultado. Dos clubes con historia, dos procesos bien marcados y un plantel en cada vereda que ya sabe lo que es competir en los más altos niveles.
Desde el lado de Lawn Tennis, el enfoque de la semana se vive con intensidad, pero también con madurez. Álvaro Tejeda, head coach del conjunto “benjamín”, describe el clima en el grupo como el de una “semana linda, intensa y con muchas emociones. Estamos tratando de manejar la ansiedad, de hablar mucho con los jugadores y darles tranquilidad”. Después de un año donde el club ha cosechado grandes resultados, el desafío es mantener la mentalidad competitiva y seguir demostrando que el nivel alcanzado no fue casualidad. “Creo que los jugadores todavía tienen ganas de seguir desafiándose. Todavía quieren seguir ganando cosas, de seguir demostrando que están para estas instancias”, remarca.
En la otra mitad del clásico, Lucas Argañaraz, integrante del cuerpo técnico de Tucumán Rugby, pone el acento en el trabajo de base. “Ya es nuestro segundo año como staff y gracias a Dios estamos empezando a ver los frutos. Hay un proceso que viene de hace tiempo, desde las divisiones juveniles, y eso es lo que nos permite llegar otra vez a una final. Acá no hay secretos: es trabajo, constancia y una estructura que busca siempre mantener la competitividad”, relata.
Sobre el tipo de partido que se espera, ambos coinciden en que será un duelo cerrado, físico y definido por detalles. “Llega un equipo con su impronta y otro con la suya. Dos propuestas distintas pero muy trabajadas. Va a ser una final muy apretada, muy disputada, con mucho contacto. De esas que se definen por pequeñas cosas hasta el último minuto”, sostiene Tejeda. Argañaraz complementa esa idea: “Hoy todo el mundo tiene acceso a videos y datos del rival, pero la clave está en perfeccionar lo nuestro. Saber lo que hacemos bien, afinar nuestros movimientos y sostener nuestra identidad”, explicó.
La final tendrá lugar en cancha de Lawn Tennis, algo que inevitablemente genera cierta incomodidad del otro lado. “No es algo que nos afecte directamente, pero está claro que jugar en tu casa siempre te da una ventaja. Nos gustaría que algún día se revise eso, porque más allá de que sea considerada ‘neutral’, es la cancha del rival. Aun así, estamos preparados para jugar en cualquier lado, la gente nos acompaña siempre”, explica Argañaraz.
Uno de los temas que también atraviesan esta definición es cómo cada equipo lidia con las bajas o los cambios en sus figuras clave. En el caso de Lawn Tennis, el 2024 ha estado marcado por la salida de Nico Sánchez, una figura icónica dentro y fuera del club. Tejeda reconoce que reemplazar a alguien así no es sencillo, pero también subraya el valor del proyecto colectivo. “Este es un deporte de conjunto. Obviamente hay jugadores que marcan diferencia, pero como staff trabajamos para ampliar la base, para darles rodaje a todos. Ya usamos más de 45 jugadores en Primera este año. Eso nos da profundidad, nos da alternativas y nos hace fuertes como grupo”, valoró.
Por su parte, Tucumán Rugby también tiene más de un frente abierto. Tras la final, el equipo deberá viajar a Córdoba para disputar la semifinal del Torneo del Interior. “El foco ahora está en este domingo. Nos preparamos para eso. Después del partido pensaremos en lo que sigue. Sabemos que ganar o perder va a influir, pero con una base amplia y jugadores que ya están habituados a la rotación, vamos a estar listos para lo que venga”, sostiene Argañaraz de cara al cruce con Uni de Córdoba.
El desafío emocional también está muy presente. ¿Cómo se trabaja la ansiedad? ¿Cómo se prepara una semana así? Tejeda lo tiene claro: “Se trata de bajar revoluciones. Hacer una semana normal, dentro de lo posible. No hablar de más. El jugador ya sabe a qué queremos jugar. Entonces, afinamos detalles, pulimos lo necesario y tratamos de mantener la cabeza fría. A veces no es tanto lo que uno dice, sino cómo acompaña”.
En la misma línea, Argañaraz apunta a no alterar las rutinas. “Hoy entrenamos con mucha concentración, aprovechando que los chicos están totalmente enfocados. Pero lo importante es no salir de lo que hacemos siempre, no inventar nada. Ya el sábado será momento de repasar algunos aspectos y después, esperar el domingo”, avisó.
Ambos entrenadores entienden que se trata de una final, pero también de una oportunidad. No hablan de revancha directa, aunque el recuerdo de definiciones recientes siempre está latente. “Más que revancha, lo vemos como otra chance de competir al máximo nivel. Son las oportunidades que te da el trabajo bien hecho”, sintetiza Argañaraz. Lo que se viene es una nueva página en la rica historia del rugby tucumano. Una final que enfrenta a dos equipos con tradición, con estructura y con hambre. El domingo, la cancha será testigo de un duelo que promete emociones hasta el pitazo final.